Cuando vi que tu dulce manía de mirarme y llevarme al infierno me contraía el corazón decidí desechar todo lo que era tuyo.
Esa situación me doblegaba el corazón en mil pedazos de los que te gustaba escoger unos cuantos para juguetear con ellos y después rechazarlos y dejarlos tirados en cualquier sitio, como cuando un niño juega con un juguete y al rato lo deja para jugar con otro y al cabo del tiempo se amontonan muchos juguetes rotos a su alrededor con miradas tristes.
Mientras tiraba miles de recuerdos al contenedor de basura orgánica pensé que lo mejor era no desecharlos para no cometer nunca un error como ese.
Evidentemente no pensé bien y aun sigo recordando todo. Lo recuerdo porque no puedo olvidar y porque el maldito camión de la basura no recoge nunca el contenedor.
Que triste, pero bello los recuerdos por mas que queramos tirarlos siempre van a estar hay para decirnos que existieron.
ResponderEliminarEscribes muy lindo siempre es un placer leerte.
Saludos.
Exactamente, no se pueden borrar.
Eliminar¡Muchas gracias! Abrazos.
Realmente bonito, siempre consigues sorprenderme ^^
ResponderEliminarY siempre consigues alegrarme tú al comentar, gracias. Me alegro de que te guste lo que hago.
EliminarBesos con cianuro.