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Atravesó el pasillo
a pasos agigantados cual gigante que acaba de entrar en una cueva mágica.
–Hola Julia, tan
guapa como siempre –dijo el hombre que acaba de entrar.
–No me digas esas
cosas, tú si que estás guapo –dice mientras se ruboriza. Sus mejillas se tiñen
de un color rojo carmesí y sonríe fuertemente.
–Hola Laura –dicen
al unísono el chico y Julia.
Al fondo de la sala también se escuchan a Raquel y Alba que
se levantan y se dirigen hacia donde están los demás. Las imito. Raquel se mueve
con soltura y a su lado Alba consigue hacer lo mismo. Parece que en realidad
van a insinuarse al chico treintañero que hace un momento que ha aparecido y me
ha eclipsado. Alguien vuelve a saludar a todos, aunque en este caso parece la
voz de una chica joven. Las dos chicas y yo nos acercamos a la puerta y
recibimos a una adolescente de unos 14 o 15 años.
–Siento por llegar
un poco tarde. –dice a la vez que escribe algo en su móvil. No se percata de nuestra presencia hasta que levanta la mirada. Sus ojos son ¿marrones? ¿grises? pero
tienen un toque especial, a lo mejor ni siquiera son de este mundo. Son preciosos.
–No pasa nada –Alba
defiende a la chica joven
–No os he
presentado, él es Samuel y él David. Ella es Laura –pronunció Julia.
–Encantado, yo soy
Samuel –Y le extiendo la mano a David. El hombre de unos treinta años,
musculoso, alto y con el pelo corto luce una camiseta manga corta negra y nos
vaqueros. Lleva un peinado desenfadado, sin muchas complicaciones.
–Igualmente –dice
David
La adolescente se
acerca hacia mí y me mira fijamente. Sigo pensando que sus ojos son unos de los
más bonitos que he visto. No entiendo su mirada. Por una parte dice “Me quemo”
y por la otra “Me hielo”. Es difícil de descifrar, es indescriptible como la
vida misma. Parece que sus ojos llevan tiempo sin ver nada bueno, no se si es
por ese brillo sin intensidad o por sus pupilas tan ensimismadas en mi, como si
me conociera de algo cuando para mi es una completa desconocida. Sus rasgos me
son familiares pero es una extraña. Me resulta una sensación algo extraña hasta
que se rompe ese silencio incomodo con un saludo de ella.
–Me llamo Laura. ¿Y
tú eras? –Su voz es agradable y tierna, digna de su apariencia.
–Soy Samuel… bueno…
por cosas que pasan aquí me ves. –digo eso sin apenas convencimiento. No estoy
seguro de lo que digo. Su mirada vuelve a recorrerme de arriba abajo y de abajo
a arriba. Me pone nervioso su manera de observarme.
–Pareces joven,
¿Cuántos años tienes? –Esto parece una especie de interrogatorio. No por sus preguntas
sino por esa forma de mirarme, tiene algo diferente en los ojos.
–Tengo 19 años ¿y
tu, Laura? –Me armo de valor y digo su nombre con voz bastante seria y grave.
–Pues yo soy la más
joven de aquí… Tengo 14 años. –Ella en cambio titubea al decir su edad. Parece
bastante adulta y su mirada sigue firme pero ya se ha relajado un poco.
–Que bien –Disimulo
un entusiasmo que no tiene nada de real. Me paro y me fijo en ella.
Lleva unos pantalones negros, una camiseta normal, zapatillas normales y un pequeño collar con una estrella. Se podría decir que es de lo más normal de este mundo pero no. Sus ojos son capaces de hacer parar el tiempo, por lo menos para mi y eso la hace diferente al resto. Estoy seguro de ello. Para rematar la jugada tiene el pelo largo y suelto y un pequeño toque de pintura en sus labios, me encantan sus labios. No es demasiado maquillaje y le hace sofisticada. Parece incluso adulta y si no fuera porque sé su edad, diría que es un poco mayor. Me llega a la altura del hombro, es alta para su edad. "Que guapa es" suspiro en mis entrañas. Y dejo de mirarla aunque ella no aparta los ojos de mi.
Volvemos a
quedarnos en silencio aunque en este caso todos los presentes. Antes las chicas
y David hablaban de algo supuestamente gracioso porque se reían bastante.
Julia, en cambio, estaba atenta a la conversación que mantenía con Laura.
Tuerzo la cabeza un poco y ¿qué me encuentro? Laura mirándome con esos ojos
grises que podrían derribar cualquier muro por alto que fuera. Espero que no
derribe los míos. Mis muros son altos y si se rompen pronto los reconstruyo. No
voy a dejar que nadie haga eso… por ahora.
Me lanzo a hablar con ella.
– ¿Vives aquí? –La pregunta suena
típica pero algo es algo.
– Bueno, no siempre.
Vine aquí hará unos 3 o 4 años, no se muy bien.
– ¿Y antes donde vivías? –pregunto. Ahora soy yo quien
hace el interrogatorio mientras mis ojos marrones intentan eclipsar los suyos,
los grises. El espejo del alma refleja muchas cosas.
– Se puede decir que no he vivido nunca en un sitio fijo.
Dependía de los Servicios Sociales. El lugar en el que más tiempo estuve fue en
un pueblecito del norte, no se donde exactamente, Galicia tal vez, no estoy
segura de ello. –Me quedo pasando ante la bomba que suelta. Debe de haber
pasado una niñez bastante dura por lo que parece.
– Pues… esta ciudad es genial. Espero que te quedes aquí
mucho tiempo. –No se que decir.
–Puff, debes pensar que soy idiota contándote estas
cosas cuando ni siquiera se nada de ti.
– No te preocupes, es bueno contar lo que nos preocupa.
–Me gusta la frase, pareces el indicado para ser el nuevo integrante de nuestras reuniones –Remarca la palabra reuniones y le da un
aire misterioso. Tengo ganas de saber que es lo que hacen en sus reuniones. En
mi cabeza esa palabra también suena rara.
– Bueno, no se si me quedaré aquí… -titubeo
– Claro que te vas a quedar. Estaría muy ilusionada si lo
hicieras. –Exclama Julia que estaba metida de lleno en la conversación. Siento
que si me quedo va a pasar algo que va a cambiarlo todo. Es una sensación
distinta. Es la sensación del comienzo de una revolución interna que empieza
con el pequeño bufido del viento y su acción en un papel y termina con unos
ojos grises que son un laberinto en los que si entras no sales.
– Entonces después de este clamor popular –sonrío un
poco- he decidido… ¡Redoble de tambores por favor! –en este momento hago el
ridículo pero no me importa- Me quedo aquí –Se ríen las dos aunque soy
desastroso haciendo esas cosas.
– Vayamos a sentarnos en las sillas. –Las palabras de
Julia hacen que los demás levanten la cabeza y nos sigan.
Nos sentamos y todo empieza. Y cuando algo empieza es que el
final de algo ha llegado...
¡Hola! Has ganado un premio en mi blog, pásate e informate: http://laritiess-rarezas.blogspot.com.es/2013/07/premio-one-lovely-blog-award.html GRACIAS
ResponderEliminarGracias! Me paso :)
EliminarHola, estoy aquí para decirte que te he nominado a un premio : http://losviajespornaralon.blogspot.com.es/
ResponderEliminar¡Saludos!
Muchas gracias!!! me paso también
EliminarAbrazos.
Hola, está genial la historia :) Y me encanta el nombre de Julia *guiño, guiño*
ResponderEliminarGracias! Cualquiera diría que lo he puesto por ti... jeje
EliminarBesos con cianuro.
Lo siento por tardar tanto en comentar :S no tubería tiempo. Aun así, queria decirte que me encanto el capitulo y que no pares nunca de escribir por favor. :)
ResponderEliminarNo pasa nada jeje Gracias!
EliminarMe han gustado todos los capitulos, espero que continues pronto la historia. Pasate por mi blog, enajenacion reflexiva.
ResponderEliminarSeguire leyendote.
Me alegro mucho! Me paso :)
EliminarPerdón por tardar en comentar...
EliminarMe perdí entre tantos capítulos e historias que aquí tienes,pero recuperé el hilo y comencé a leer la historia de nuevo.
Como dije en el primer capi, me encanta. Me dejaste completamente intrigada. Muy bien escrita (aunque encontré un par de fallos, perdona...) y me encanta tu forma de describir los personajes. Por un momento he visto esos ojos grises, hehe!
Un besazo enorme, y espero volver a leerte pronto!
No pasa nada jaja eso está genial.
Eliminarme alegro de haberlo hecho, espero corregir los fallos... esa era la intención.
Besos con cianuro.
Ya quiero leer el siguiente capítulo, espero la continúes pronto porque muero de curiosidad por saber más!
ResponderEliminarGracias por la historia, saludos!
Guauuu, muchas gracias! Seguro que sigo escribiendo más :)
EliminarAbrazos.