Una noche cualquiera de mayo.

Tenía el pelo húmedo y un aroma crítico inundaba su nariz. Era un olor agradable y reconfortante.
 Dió unos cuantos pasos y llegó hasta la ventana. Giro la manivela y la noche entró dentro de él. La brillantez de las luces y el ruido de las los coches confería un aspecto nocturno excepcional pero ya era demasiado tarde y tendría que tumbarse en su cama y conciliar el sueño. Por lo menos lo intentaría, una vez más. Ya en la cama revisó los últimos mensajes del día. Ninguno decía nada interesante pero los contestaría con un 'jaja' y un emoticono. Una combinación sencilla y eficaz.
Puso la alarma en hora y una frase apareció. "La alarma sonará en 4 horas y 1 minuto". Tenia 4 miseras horas para dormir, descansar y cargarse de energía para afrontar un nuevo día, diferente a cualquier otro. Apagó la pequeña lampara de noche y se despidió de la oscuridad. Fue un hasta luego silencioso e imperceptible. Quedaría entre ellos dos. Cerró los ojos. Comenzó a intentar adivinar o descubrir lo que ocurriría mañana aunque era imposible de saber las sorpresas que le depararía el futuro. Un futuro cercano que deja al presente atrás convirtiéndolo en pasado.