Ya no sé si es de día o de noche.
Recuerdo a las nubes pintarse en el cielo.
Robé el botín y lo escondí bajo tierra.
Me llevé los relojes y el tiempo a puñados.
Transporté a zonas salvajes criaturas perfectas.
Rocé con los dedos estrellas apagadas.
Aún así, me quemé como siempre.
Volví a encenderme soportando las llamas.
Adoré a dioses
y
recé, supliqué pero por tus ofensas casi me cuelgas.
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